Saturday, April 15, 2006

Capitulo 24

CAPITULO 24
- ¡Natán!-¿ Qué. . .? Oh, eres tú, Sadoc.
- Perdona mi entremetimiento, pero he estado observándote por un rato. ¿Estabas a punto de entrar a la sala del trono, me parece, para ver al rey?
- Sí, Sadoc. Esa era mi intención, pero he cambiado de idea. El rey no me necesita.
- Estoy decepcionado, Natán. En mi opinión, el rey necesita tu ayuda más que nunca. El se enfrenta a la prueba más seria de su vida. No estoy completamente seguro de que pueda pasar una prueba tan difícil como esta.
- Ya él ha pasado esta prueba, Sadoc -le contradijo Natán con una seguridad en su voz que convenía con la realidad de que era un profeta de Dios.
- ¿Ya ha pasado esta prueba? Perdóname, Natán, pero no tengo idea de lo que estás hablando. Como sabes muy bien, esta crisis ha comenzado apenas.
_ Sadoc, tu rey pasó esta prueba hace mucho tiempo, cuando era joven.
_ ¿Hablas de Saúl? Pero, mi amigo, eso fue un asunto completamente distinto.
_ No en absoluto. Es exactamente lo mismo. En realidad, no hay diferencia alguna. Así como David se ~elacionó con su Dios y con el hombre baJo cuya autoridad estaba aquella vez hace ya .mucho tiempo. . . se relacionará también ahora con su Dios y con el hombre que está bajo su autoridad. No puede haber diferencia. Nunca. Es verdad que las circunstancias pueden cambiar. . .ligeramente. Siempre muy ligeramente, pudiera añadir. ¡Pero el ~orazón. ..! Ah, el corazón siempre es el mismo. Sadoc, siempre he estado agradecido de que Saúl fuera nuestro primer rey. Me estremezco al pensar en el problema que hab.ría causado si en su juventud se hubiera encontrado bajo la autoridad de algún otro rey. No hay verdadera diferencia entr~ el hombre que descubre que tiene un Saul en su vida y el hombre que halla que tiene un Absalón en la suya. En amb?s casos, el corazón perverso encontrara su "justificación". Los Saúles d.e es~e mundo nunca pueden ver a un David; solo pueden ver a Absalón. Los Absalones de.este mundo nunca pueden ver a un David;sólo pueden ver a Saúl.
-¿ y el corazón puro? - preguntó Sadoc.
- Ah, en efecto, hay algo excepcional.¿ Cómo tratan a un Absalón una volt.ntad y un corazón quebrantados? ¿De la manera que trataron a un Saúl? ¡Pronto lo sabremos, Sadoc!
- Ni tú ni yo tuvimos el privilegio de estar allí cuando David se enfrentó con Saúl; pero se nos concede el privilegio de estar presentes cuando se enfrente con Absalón. Por lo menos yo tengo la intención de contemplar el desarrollo de este drama muy minuciosamente; y al hacerlo tengo la esperanza de aprender una o dos lecciones. Recuerda mis palabras. David obrará a su manera, y pasará esta prueba con la misma buena voluntad que mostró en su juventud.
- ¿Y Absalón?- ¿Absalón?
- Dentro de algunas horas él puede muy bien ser mi rey, ¿no es esa tu opinión?
- Hay esa posibilidad - respondió Sadoc casi con agudeza.
Natán rió.
- ¡ Si Absalón llega al trono, que el cielo tenga misericordia de todos los Saúles, Davides y Absalones del reino!
- En mi opinión, nuestro joven Absalón 9S
será un magnífico Saúl - prosiguió Natán a medida que se volvía para marcharse por el largo pasillo.
- Si. Un magnífico Saúl. Porque en todos los aspectos, menos en edad y posición, Absalón ya es un Saúl.

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