Saturday, April 15, 2006

Capitulo 13

Capítulo 13
Otros tuvieron que huir a medida que aumentaba la locura del rey. Primero uno, luego tres, después diez, y por último cientos. Al término de prolongada búsqueda, algunos de estos fugitivos hicieron contacto con David. Ellos no lo habían visto por largo tiempo.
En realidad, cuando lo vieron otra vez simplemente no lo reconocieron. Había cambiado. Su personalidad, su carácter, todo su ser había sido transformado. Hablaba menos. Amaba a Dios. Cantaba de forma diferente. Ellos nunca antes habían escuchado estas canciones. Algunas eran indescriptiblemente hermosas, pero otras helaban la sangre en las venas.
Los que lo encontraron y decidieron ser sus compañeros errantes eran un grupo miserable y despreciable: ladrones, mentirosos, quejumbrosos, criticones... insurrectos de corazón rebelde. Estaban cegados por el odio contra el rey y, por tanto, contra todo lo que representaba autoridad. Habrían sido camorristas en el paraíso si pudieran haber entrado alguna vez.
David no les pidió que lo siguieran. No compartía la actitud de esos hombres. Sin embargo, sin pedírselo, ellos comenzaron a seguirlo
El nunca les habló de autoridad. Jamás se refirió a la obediencia; pero, todos sin excepción se sometieron. No estableció ningún reglamento. Los preceptos legales no son palabras que se encuentran en el vocabulario de los prófugos. No obstante, limpiaron totalmente su vida exterior y, paulatinamente, también comenzó a cambiar su vida interior.
No temieron la obediencia ni la autoridad. Ni siquiera pensaron en el tema, y mucho menos lo discutieron. Entonces ¿por qué siguieron a David? No lo siguieron precisamente. Era sólo que él era... bueno... era David. Eso no necesitaba explicación.
Y Así, por primera vez en dos ocasiones, nació la verdadera monarquía.

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